lunes, 10 de junio de 2013

Bombero de Calendario



"- Y que fué de su cordero, Clarice?.
- Él lo mató.
- Aún se despierta algunas noches, ¿verdad?. Se despierta en plena noche, y oye chillar a los corderos..."

Atenea soltó un sonoro bostezo. Sacando su larga lengua y enseñando sus labios negros.

- Vamos, antes veías conmigo estas pelis y no te aburrías. - le dije con cariño antes de volver a centrar mi atención en Jodie Foster.

Ella volvió a apoyar la cabeza en su cojín, entrecerrándo los ojos.

"- Y cree que si salva a la pobre Catherine podría hacerlos callar. Cree que si Catherine vive no volverá a despertarla en plena noche el horrible chillido de los corderos.
- No lo sé... no lo sé...
- Gracias, Clarice. Gracias."

"Bicycle bicycle bicycle I want to ride my bicycle bicycle..."

Dios, como odio las interrupciones. Cogí mi móvil sin siquiera mirar quién era el nombre de la pantalla.

- ¿Diga?.
- Claire, no te puedes ni imaginar lo que me ha pasado.

En el fondo ya me lo temía. Cogí el mando y puse en pausa la película. Lo siento Anthony Hopkins, otra vez será.

- ¿Qué te ha pasado Andrew, encanto?. - pregunté con ironía.
- Creo que he conodido al amor de mi vida.
- ¿Otra vez?
- ¡Ésta vez es en serio!, te lo juro Claire, el definitivo.

La voz de mi amigo sonaba más ilusionada que otras veces, me lo imagino perfectamente ahora mismo sentado en el office de Urgencias con las piernas cruzadas y moviéndo los pies frenéticamente como una colegiala de comedia americana.

- A ver, cuéntamelo todo.

Esto iba para largo. Me levanté del sofá, haciendo que Atenea abriera los ojos y me mirara con curiosidad, y me dirigí hacia la nevera.

- Hace cosa de tres horas. - Andrew comenzó con su relato. - Llegó un grupo de bomberos con heridas leves, al parecer un edificio en llamas se acabó derrumbándo encima de ellos.
- No entres en detalles, acabo de parar una película por tí. - le corté mientras me abría un yogur desnatado y buscaba una cucharita limpia.
- ¡Pero los detalles son lo mejor de todo!. - me replicó. - Allí estábamos organizando a los bomberos que venían, lo típico, a los más graves los íbamos estabilizando y metiendo en la UVI y al resto los ibamos atendiendo poco a poco. Y entonces apareció. Dios Claire tendrías que haberlo visto, llegó ayudándo a un compañero con la rodilla rota dejándo que se apoyara en él, ¡y no le importaba que tuviera quemaduras en el brazo!. 
- ¿Leves?.
- Primer grado en el hombro y segundo grado superficial en casi todo el antebrazo. - contestó rápida y profesionalmente. - Me acerqué a ellos para ayudarles a entrar y a él me lo llevé a una sala de curas para mirarle las quemaduras. Era un auténtico encanto, cariño, se pasó todo el rato sonriéndome, diciéndome que no le dolía y haciéndo bromas.
- ¿Estaba bueno?. - pregunté con la boca llena de yogur.
- Es un bombero, Claire. Menudas preguntas haces. 
- Pero dime al menos como era.
- Era... era un auténtico bombón. - ya comenzaba a exagerar. - Tenía el pelo rubio, con los lados un poco rapados y un pequeño tupé, los ojos verdes y la mandíbula cuadrada. Estaba bronceado y tenía una sonrisa de ortodoncia y de anuncio de pasta de dientes que te derretían.
- ¿Ocurrió algo más interesante?.

En ese momento, mientras chupaba la cucharita llena de yogur, no pude evitar pensar en el calendario de bomberos que había colgado en la peluquería.  

- Su nombre es Neil Jackson, ¡y dijo que había sido un placer conocerme!.
- ¿Y han quedado?, ¿le diste tu teléfono?.

Un silencio me respondió a mi pregunta.

- Andrew, creo que una señora senil puede llevar mejor sus ligues que tú.

Y eso era un hecho, no una exageración. Anthony Hopkins me daba la razón desde la película pausada en el televisor con una sonrisa psicópata.


No hay comentarios:

Publicar un comentario