viernes, 13 de marzo de 2015

Constelación.



Muy pocas personas podían verlo, pero en sus ojos se dibujaban dos grandes y preciosas constelaciones. De esas que te dejan embobado observando cada brillante estrella y cada negro, espeso e infinito espacio entre ellas como si fuera el espectáculo más increíble del mundo. De esas constelaciones que no eres capaz de volver a mirar hacia abajo, hacia lo que te rodea, que te hacen desear nadar en ella y no volver nunca más. De esas que te dejan un dolor en las cervicales de mirar tanto hacia el firmamento.


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